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jueves, 8 de noviembre de 2012

Declaración No 1 del jueves 8 de noviembre de 2012, sobre los arrestos arbitrarios ocurridos en las últimas horas

twitpic de Yoani Sánchez el 8 de noviembre. Estación de Acosta. La Víbora.

Desde ayer miércoles 7 de noviembre de 2012 se han realizado numerosos arrestos arbitrarios que se han extendido hasta ahora. El número de los detenidos en el momento es imposible de contabilizar pues, como en ocasiones anteriores, los teléfonos móviles y fijos de los implicados han sido intervenidos y su funcionalidad anulada. Entre los arrestados están Antonio Rodiles y Yoani Sánchez.
El detonante de la actual situación fue el arresto hecho en su casa de la abogada independiente Yaremis Flores, de la asociación jurídica CubaLex. A raíz del cual fue un grupo de personas a reclamar su liberación inmediata frente al cuartel de la Seguridad del Estado conocido por Sección 21, en la avenida 31 y 110, Playa. Su esposo Veizant Boloy, también jurista, fue el primero en ser arrestado cuando se interesaba por el paradero de Yaremis. Todos los amigos que exigieron alguna explicación fueron apresados, de forma violenta.
Hoy ocurrió lo mismo frente a la estación de Aguilera donde se encuentran hace más de 24 horas Antonio Rodiles y Laritza Diversent, abogada de CubaLex. Las personas que allí esperaban pacíficamente que alguien les respondiera con palabras sólo recibieron una dura golpiza y que los metieran tras las rejas.
Algunos detenidos entre ayer y hoy son: Andrés Pérez, Mario Morago, Vladimir Torres, Rolando Rabanal, Luis M. Fumero, Ailer González (liberada hoy alrededor de la 1 pm), Antonio Rodiles, Eugenio Leal, Agustín y Angel Santiesteban, quien fuera duramente apaleado. Claudio Fuentes sigue desaparecido. 
A los detenidos en la capital se suman José Daniel Ferrer, de la UNPACU, en Santiago de Cuba y Enyor Díaz Allen de HablemosPress, en Guantánamo.
El artículo 58 de la Constitución -vigente- de la República de Cuba dice:
La libertad e inviolabilidad de su persona están garantizadas a todos los que residen en el territorio nacional.
Nadie puede ser detenido sino en los casos, en la forma y con las garantías que prescriben las leyes…
La razón de estas detenciones no ha sido comunicada, ni a los familiares de los arrestados ni, por supuesto, en los medios de prensa nacionales.
Pero los motivos pueden ser numerosos. Un día después de obtener Barack Obama la reelección como presidente de los Estados Unidos, los agentes de la dictadura cubana pueden sentirse tentados a ratificar a la población cubana el absoluto menosprecio que sienten por nuestros derechos universales e inalienables. A la comunidad internacional se le notifica, de este modo, la absoluta impunidad con que seguimos siendo tratados los que, desde este infinito archipiélago, estamos decididos a plantar, en nuestra fértil tierra, el gran árbol de la libertad.
No se nos escapa la crítica situación que se presenta en el Oriente del país, donde el paso del huracán Sandy ha agravado la situación alimentaria y sanitaria, habiéndose reportado en diversas regiones la aparición de casos de cólera, que el gobierno cubano encubre y que se sumarían a la extensa epidemia de dengue que hemos padecido por varios meses, cuyas estadísticas son también un "estricto secreto de estado".
La muerte de Fidel o Raúl Castro, sería otra razón de peso para extirpar a la sociedad civil cubana sus más locuaces representantes. Un gobierno cobarde entraría en pánico si además quedara acéfalo.
El grupo arrestado ha venido participando desde hace meses en la campaña cívica Por otra Cuba, donde se insta al gobierno de Raúl Castro a ratificar el Pacto de los Derechos Políticos y Civiles y el Pacto de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, firmados por el gobierno cubano el 28 de febrero del 2008 en la ciudad de Nueva York, único paso verdaderamente esperanzador, por las obligaciones que tal ratificación impica para este triste gobierno. Las consecuencias de esa ratificación sería la sustitución definitiva del aparato de gobierno de Fidel Castro.
Demandamos, de modo inmediato, la liberación sin cargos de los diversos arrestados.
El cese definitivo de los arrestos arbitrarios y que entorpecen el desarrollo de las actividades cívicas que organiza la sociedad civil.
Pedimos al pueblo cubano que evalúe la complicidad que se deriva de la acción intimidada, que no acepte el engaño que supone la extensión de un régimen de permisos, cuando tan cerca estamos de un régimen de libertades y a la comunidad internacional, que mantenga el apoyo que dispensa a nuestra sociedad civil, pues Cuba sigue mereciendo, como el resto de las naciones, la libertad plena y el autogobierno soberano.

Boris González Arenas

martes, 24 de enero de 2012

Prohibido olvidar

Como en la naturaleza, hay acciones humanas que no son compatibles. Donde hay agua, no puede estar seco y donde el sol se proyecta sin mediación, no puede haber sombra. Del mismo modo, cuando un hombre o una mujer llevan una huelga de hambre hasta la muerte, su más grave resultado; no puede haber indignidad. Una huelga seguida de la muerte eleva el rango de quien la ejecuta. Su baja instrucción, lo tosco que pueda haber sido su oficio, incluso el crimen que pueda haber cometido, no es en estos virtuosos otra cosa que un galardón. Es Víctor Hugo confirmando a Jean Valjean, el prófugo cuya virtud anonada a Javert, la representación estricta de la ley, hasta llevarlo al suicidio. Es también la realidad resistiéndose a los pesados amarres del prejuicio y la rutina.

El fallecimiento de Wilman Villar Mendoza, de treinta y un años y con dos hijos, es una mala noticia para quienes siguen de cerca, en este mundo de incertidumbre, la suerte de los que vivimos en esta isla. Es también una mala noticia para los cubanos, para quienes la prisión ha dejado de ser el necesario castigo de los criminales y ha pasado a convertirse en el reclusorio de una ciudadanía conducida al robo para sobrevivir. Ya en mi adolescencia, veinte años atrás, era común referirse al cubano como alguien que vive en libertad condicional por el número de delitos que debíamos cometer diariamente. Esa horrible condición devalúa nuestra propia estima y favorece la persecución de un estado al que no le cuesta encerrar a sus opositores por comprar un poco de leche en polvo en el mercado negro o por vender algún dulce casero.

También será una mala noticia para aquellos que, participando aún de la estructura estatal cubana, anhelan en silencio verla enrumbarse hacia cauces de justicia y libertad. Pocas opciones da a su vergüenza un gobierno que les obliga a tan costosa filiación. La notificación oficial de la muerte de Wilman apareció un lunes, día en que solo circula uno de los dos periódicos que tienen carácter nacional, limitando su difusión a una sola fuente. Vio la luz con el nombre de editorial, con lo cual les ahorraron a sus intelectuales de oficio el vergonzoso gesto de asumir su autoría. Quizás no quiso Enrique Ubieta convertirse en el autor de una nota denigrante como la que escribió a propósito de la muerte de Orlando Zapata Tamayo, o quizás las autoridades, ya con la experiencia pasada, no quisieron calumniar con el mismo énfasis para no caer en el ridículo a que expone el despropósito. Lo cierto es que el editorial del periódico Granma parecía más bien una de las elucubraciones que, buscando no decir nada, sale con la firma de Fidel Castro sin que sepamos quién o quiénes las redactan. Aún así, siguiendo la práctica de criminalizar a los cubanos que participamos de la condena al gobierno, la nota acusa de criminal a Wilman Villar Mendoza. 

Menos de una semana atrás La Habana había amanecido estremecida por uno de esos derrumbes que no por predecibles dejan de sorprender, más cuando el saldo fue la muerte de cuatro adolescentes. El sabor de los escombros en que se ha convertido este gran país sigue, junto con el sabor del salitre, en nuestro paladar, inquietante presagio de nuevos desastres que vendrán y las vitaminas necesarias para mantener el costoso aparato que cuida la inseguridad del estrado.

No sigamos olvidando, no olvidemos a Wilman Villar Mendoza.

Boris González Arenas
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