II
En la colección de
escritos reunidos en la Órbita de Manuel Moreno Fraginals se encuentra el que
Fraginals dedicara a Anselmo Suárez y Romero. En la escritura de Suárez y
Romero Fraginals descubre una de las presencias más inquietantes en todo
proyecto humano: La culpa compartida, el útero seco de una especie no honorable
que por su propia deshonra no amerita la fecundación de estado alguno. Cita Fraginals
a Anselmo Suárez y Romero "¡Y nosotros aspiramos a la libertad! ¿Cómo
puede ser esto? Con los vestidos salpicados de sangre pretendemos subir a las
alturas"3.
Por muchas razones Cuba
ha conocido el apego a métodos de exclusión y escarnio que diversos grupos de
poder han exteriorizado. Parecería nuestra patria, desde algunos siglos atrás a
la fecha, una sucesión indecorosa de tales escenarios. Una fabulosa legión de
ideólogos ha estado dispuesta a empantanar su alma justificando la degradación
y el desmejoramiento de aquellos que humillan. En Negrofobia, Moreno Fraginals
precisa el ambiente desde el que se arguyó la defensa de la violencia y el
desprecio al negro. Centrado en José Antonio Saco, Fraginals describe cómo los
grupos cubanos beneficiados optaron por el sacrificio de la nación, de toda
nuestra riqueza natural y, con el sacrificio del negro, se inclinó también por
el desmonte brutal de la sociedad cubana constituida. El desprecio del negro se
convirtió en el eje del desarrollo de un nuevo tipo de sociedad y mientras
mayor fue su éxito, más acabada se tornó la retórica racista. Mientras más se benefician
los grupos dominantes de aquello que discriminan, más criminales son sus modos
de controlarlo.
Es cuando Moreno
Fraginals se refiere al esclavo y la sociedad que lo anida, que sentimos con
más dolor el peso de su erudición. Nadie que habita una sociedad esclavizada
está libre de semejante estigma, y son solo elegidos como Suárez y Romero los
que pueden sentirlo, cualquiera que sea su condición en tal sociedad. ¿Cómo
concebir entonces, después de Manuel Moreno Fraginals, una descripción de la
historia en la que los libertadores merecen todos los elogios y sus contrarios
la censura? Libertadores y enemigos habían leído por igual el Diario del Gobierno
de la Habana que, el siete de junio de 1818 decía:
"Una negra de
nación carabalí, con un hijo de dos años, sana y sin tachas, en 370 libras, y
sin el hijo en 350."4
O este otro ejemplar que
anunciaba el 20 de diciembre de 1827:
"Una mulata de 24
años, escelente lavandera, planchadora, cocinera y más que regular enrizadora;
entiende algo de costura y sabe perfectamente asistir enfermos, con dos hijas,
una de cuatro años y medio y otra de cuatro meses, se venden juntas o separadas
por su
ajuste;…"5
Por un acto de
denotación semejante Lezama Lima había notado, en un artículo sobre la muerte
del Lugarteniente General Antonio Maceo, a propósito de una frase de Pascal, la
duda sobre los sobrevivientes:
"Si para hacer
relatos es necesario ser destruido por la propia batalla que se narra, es que
hay una forma superior de testificar"6.
Los hombres y mujeres
que plantearan nuestra independencia debían hacerlo desde la muerte, único modo
de librarse del estigma que acarreaba haber cohabitado con la sociedad
esclavista que en nuestro siglo XIX deshonró a cada uno de los cubanos. Nos han
narrado –parece decir Moreno Fraginals- un cuento idílico donde la división en
malos y buenos está ajustada al imaginario de una república llena de necesidades,
carente de sus mejores hijos y poblada por muchos de los sujetos que, al no
saber morir en el campo de batalla, corrieron presurosos a obtener los
beneficios de su veteranía7.
En nuestro pomposo
advenimiento democrático había más de una zancadilla y la República nació de la
mano de sobrevivientes, pero a nuestro discurso libertario no le faltaban
narradores idóneos. Miles de cubanos y cubanas habían muerto y sus argumentos
fueron la testificación superior sobre la que especulaba Lezama Lima y la redención
necesaria de un pasado, entonces reciente, cuya riqueza era disfrutada sobre
los cuerpos de quienes la producían. Hay algo extraño en la traición, en
dilatar las decisiones que pueden salvar vidas, en la sucesión de tiempos
posterior al acto de cobardía; el resultado de ese proceso puede ser la puesta
en práctica de una conducta que parezca validar la torcedura. El traidor podrá reconocerse
mucho mejor si hace de la traición su cotidiano, igualmente el cobarde y el que
dilapida el tiempo precioso para tomar decisiones cruciales. Toda vez que en
Cuba un gobernante ha buscado perpetuar el uso del poder, se ha puesto en
funcionamiento un pobre mecanismo de perfidia y escarnio que les permita
naturalizar el crimen, la usurpación de la libertad y la consagración del
miedo. No es mucha la diferencia entre las estrategias mentales de que se valió
Fidel Castro a lo largo de estos años para convertir el país en su feudo, de
las argucias de que se pudo haber valido Gerardo Machado para buscar primero su
reelección y posteriormente su permanencia en el poder, ni Valeriano Weyler
para concentrar a los cubanos en unos pocos pueblos y ciudades, haciendo blanco
de la muerte no solo a la población cubana sino también al soldado español
encargado de custodiarlo.
Tampoco debió haber sido
muy diferente para la sacarocracia cubana asumir como natural, a fines del
siglo XVIII y frente a la promesa de riquezas sin límite, la desarticulación de
una sociedad donde el negro libre y el mestizo hacían causa común en su conjunto.
Fraginals le llama "sociedad negro-mulata" en uno de los ensayos
centrales de la colección8. Tal actualización económica, en una sociedad
signada por la opresión y la falta de derechos, podía llevar más temprano que
tarde, y lo hizo, a hechos de criminalidad insospechada. Se dificultó la
coartación, proceso por el cual se permitía a los esclavos comprar su libertad.
Se disolvieron los batallones de pardos y morenos (señala Fraginals que esto se
realiza exactamente cuando peleaban en el continente americano en apoyo del imperio
español). Se limitó el desarrollo de los oficios a los negros hasta lograr,
años más tarde, que muchos de ellos fueran desempeñados únicamente por blancos.
Por último, se liquidó (1844) físicamente a "la pequeña burguesía
negro-mulata bajo el pretexto de una sublevación general de los negros".
En una sociedad donde no se respeta la
soberanía individual,
los ajustes estructurales se harán aún a costa de las mayores hecatombes
humanas.
Boris González Arenas
____________________________________________
3 Moreno
Fraginals, Manuel "Órbita" Anselmo Suárez y Romero (1818-1878)
Ediciones Unión 2009
p. 38
4
Moreno Fraginals, Manuel "El ingenio" Editorial Ciencias Sociales1978
Tomo II p.44 (Nota al pie No 63)
5 Idem
6
Lezama Lima, José "Revelaciones de mi fiel Habana" Ediciones Unión2010
p. 104
7 La
"Guerrita de 1905" y la represión criminal contra el "Partidode los
Independientes de Color" fueron dos de los eventos más denigrantes
acontecidos en la independencia joven y en ambos bandos militaban importantes
grupos de veteranos. Son incidentes silenciados por nuestra historiografía,
entre otras causas porque emborronan el discurso exagerado que sobre los
mambises ha necesitado trazarse nuestra república.
8
Moreno Fraginals, Manuel: "Peculiaridades de la esclavitud en Cuba"
Ediciones Unión Orbita 2009 p. 163 (Trabajo presentado originalmente en la XVII
Conferencia Anual de Historiadores del Caribe, 8-12 de abril de 1985)
Ver entrada Los ingenios de Manuel Moreno Fraginals I
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