jueves, 15 de marzo de 2012

Los ingenios de Manuel Moreno Fraginals II

II
En la colección de escritos reunidos en la Órbita de Manuel Moreno Fraginals se encuentra el que Fraginals dedicara a Anselmo Suárez y Romero. En la escritura de Suárez y Romero Fraginals descubre una de las presencias más inquietantes en todo proyecto humano: La culpa compartida, el útero seco de una especie no honorable que por su propia deshonra no amerita la fecundación de estado alguno. Cita Fraginals a Anselmo Suárez y Romero "¡Y nosotros aspiramos a la libertad! ¿Cómo puede ser esto? Con los vestidos salpicados de sangre pretendemos subir a las alturas"3.

Por muchas razones Cuba ha conocido el apego a métodos de exclusión y escarnio que diversos grupos de poder han exteriorizado. Parecería nuestra patria, desde algunos siglos atrás a la fecha, una sucesión indecorosa de tales escenarios. Una fabulosa legión de ideólogos ha estado dispuesta a empantanar su alma justificando la degradación y el desmejoramiento de aquellos que humillan. En Negrofobia, Moreno Fraginals precisa el ambiente desde el que se arguyó la defensa de la violencia y el desprecio al negro. Centrado en José Antonio Saco, Fraginals describe cómo los grupos cubanos beneficiados optaron por el sacrificio de la nación, de toda nuestra riqueza natural y, con el sacrificio del negro, se inclinó también por el desmonte brutal de la sociedad cubana constituida. El desprecio del negro se convirtió en el eje del desarrollo de un nuevo tipo de sociedad y mientras mayor fue su éxito, más acabada se tornó la retórica racista. Mientras más se benefician los grupos dominantes de aquello que discriminan, más criminales son sus modos de controlarlo.

Es cuando Moreno Fraginals se refiere al esclavo y la sociedad que lo anida, que sentimos con más dolor el peso de su erudición. Nadie que habita una sociedad esclavizada está libre de semejante estigma, y son solo elegidos como Suárez y Romero los que pueden sentirlo, cualquiera que sea su condición en tal sociedad. ¿Cómo concebir entonces, después de Manuel Moreno Fraginals, una descripción de la historia en la que los libertadores merecen todos los elogios y sus contrarios la censura? Libertadores y enemigos habían leído por igual el Diario del Gobierno de la Habana que, el siete de junio de 1818 decía:

"Una negra de nación carabalí, con un hijo de dos años, sana y sin tachas, en 370 libras, y sin el hijo en 350."4

O este otro ejemplar que anunciaba el 20 de diciembre de 1827:

"Una mulata de 24 años, escelente lavandera, planchadora, cocinera y más que regular enrizadora; entiende algo de costura y sabe perfectamente asistir enfermos, con dos hijas, una de cuatro años y medio y otra de cuatro meses, se venden juntas o separadas por su
ajuste;…"5

Por un acto de denotación semejante Lezama Lima había notado, en un artículo sobre la muerte del Lugarteniente General Antonio Maceo, a propósito de una frase de Pascal, la duda sobre los sobrevivientes:

"Si para hacer relatos es necesario ser destruido por la propia batalla que se narra, es que hay una forma superior de testificar"6.

Los hombres y mujeres que plantearan nuestra independencia debían hacerlo desde la muerte, único modo de librarse del estigma que acarreaba haber cohabitado con la sociedad esclavista que en nuestro siglo XIX deshonró a cada uno de los cubanos. Nos han narrado –parece decir Moreno Fraginals- un cuento idílico donde la división en malos y buenos está ajustada al imaginario de una república llena de necesidades, carente de sus mejores hijos y poblada por muchos de los sujetos que, al no saber morir en el campo de batalla, corrieron presurosos a obtener los beneficios de su veteranía7.

En nuestro pomposo advenimiento democrático había más de una zancadilla y la República nació de la mano de sobrevivientes, pero a nuestro discurso libertario no le faltaban narradores idóneos. Miles de cubanos y cubanas habían muerto y sus argumentos fueron la testificación superior sobre la que especulaba Lezama Lima y la redención necesaria de un pasado, entonces reciente, cuya riqueza era disfrutada sobre los cuerpos de quienes la producían. Hay algo extraño en la traición, en dilatar las decisiones que pueden salvar vidas, en la sucesión de tiempos posterior al acto de cobardía; el resultado de ese proceso puede ser la puesta en práctica de una conducta que parezca validar la torcedura. El traidor podrá reconocerse mucho mejor si hace de la traición su cotidiano, igualmente el cobarde y el que dilapida el tiempo precioso para tomar decisiones cruciales. Toda vez que en Cuba un gobernante ha buscado perpetuar el uso del poder, se ha puesto en funcionamiento un pobre mecanismo de perfidia y escarnio que les permita naturalizar el crimen, la usurpación de la libertad y la consagración del miedo. No es mucha la diferencia entre las estrategias mentales de que se valió Fidel Castro a lo largo de estos años para convertir el país en su feudo, de las argucias de que se pudo haber valido Gerardo Machado para buscar primero su reelección y posteriormente su permanencia en el poder, ni Valeriano Weyler para concentrar a los cubanos en unos pocos pueblos y ciudades, haciendo blanco de la muerte no solo a la población cubana sino también al soldado español encargado de custodiarlo.

Tampoco debió haber sido muy diferente para la sacarocracia cubana asumir como natural, a fines del siglo XVIII y frente a la promesa de riquezas sin límite, la desarticulación de una sociedad donde el negro libre y el mestizo hacían causa común en su conjunto. Fraginals le llama "sociedad negro-mulata" en uno de los ensayos centrales de la colección8. Tal actualización económica, en una sociedad signada por la opresión y la falta de derechos, podía llevar más temprano que tarde, y lo hizo, a hechos de criminalidad insospechada. Se dificultó la coartación, proceso por el cual se permitía a los esclavos comprar su libertad. Se disolvieron los batallones de pardos y morenos (señala Fraginals que esto se realiza exactamente cuando peleaban en el continente americano en apoyo del imperio español). Se limitó el desarrollo de los oficios a los negros hasta lograr, años más tarde, que muchos de ellos fueran desempeñados únicamente por blancos. Por último, se liquidó (1844) físicamente a "la pequeña burguesía negro-mulata bajo el pretexto de una sublevación general de los negros". En una sociedad donde no se respeta la
soberanía individual, los ajustes estructurales se harán aún a costa de las mayores hecatombes humanas.

Boris González Arenas

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3 Moreno Fraginals, Manuel "Órbita" Anselmo Suárez y Romero (1818-1878) Ediciones Unión 2009
p. 38
4 Moreno Fraginals, Manuel "El ingenio" Editorial Ciencias Sociales1978 Tomo II p.44 (Nota al pie No 63)
5 Idem
6 Lezama Lima, José "Revelaciones de mi fiel Habana" Ediciones Unión2010 p. 104
7 La "Guerrita de 1905" y la represión criminal contra el "Partidode los Independientes de Color" fueron dos de los eventos más denigrantes acontecidos en la independencia joven y en ambos bandos militaban importantes grupos de veteranos. Son incidentes silenciados por nuestra historiografía, entre otras causas porque emborronan el discurso exagerado que sobre los mambises ha necesitado trazarse nuestra república.
8 Moreno Fraginals, Manuel: "Peculiaridades de la esclavitud en Cuba" Ediciones Unión Orbita 2009 p. 163 (Trabajo presentado originalmente en la XVII Conferencia Anual de Historiadores del Caribe, 8-12 de abril de 1985)

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