El pasado 2 de octubre en Colombia triunfó el No. El referéndum 
buscaba el apoyo ciudadano a los tratados de paz firmados en La Habana 
días antes entre el Gobierno colombiano y el grupo guerrillero FARC. La población colombiana, sin embargo, no lo aprobó aun con toda la movilización internacional en favor del sí.
Dos miembros de la sociedad civil cubana, Dama de Blanco
 una y periodista otro, fueron testigos excepcionales de aquellas 
jornadas. Invitados por la Misión de Observación Electoral (MOE) de 
Colombia, Ada María López y Arturo Rojas asistieron como miembros de la 
Red de Observadores de #Otro18,
 para conocer detalles de la observación electoral, su función y 
objetivos. Ellos constataron sobre el terreno "la organización que había
 en el referéndum, se veía un país que tiene cultura de participación, 
personas que tienen criterios propios y quieren hacerlos valer a través 
del voto", comenta Ada María.
Todos los partidos, según Arturo, tenían la posibilidad de observar, 
junto a ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil. Él comenta: 
"En la mesa que me tocó había personas de diversos partidos, pero tienen
 que someterse a las reglas de la observación, entre ellas está la 
imparcialidad y la no manifestación de preferencia alguna. Es algo que 
se tiene que tomar como ejemplo para hacer las cosas en Cuba".
Ada María y Arturo recibieron instrucciones sobre la labor del 
observador. Previamente al referéndum tuvieron charlas con partidarios 
de una y otra opción. Una miembro del equipo negociador que estuvo 
presente en las negociaciones de La Habana intervino por el sí, en tanto
 una senadora promovió la opción contraria. Al frente de un equipo de 
observadores se encontraba un relator a quien debían dirigirse en caso 
de que percibieran irregularidades, y cada observador tenía una planilla
 que lo guíaba en su función.
Los dos observadores de la sociedad civil cubana fueron testigos de 
unos comicios en que los conflictos vigentes estuvieron lejos de impedir
 la consulta o enfrentar a ninguna de las partes. Muy distinto fue para 
ellos la llegada a Colombia. La salida de Cuba fue una odisea de 
prisiones, golpes e impunidad paramilitar, los elementos naturales de la
 intolerancia castrista.
Detalles de un viaje escabroso
"Ada María tú no vas a Colombia", le dijo a la Dama de Blanco un 
paramilitar conocido por ella de represiones anteriores, principalmente 
de los domingos, cuando cada semana asiste a la marcha liderada por 
Berta Soler. Era el mismo, Yonatan, que la visitó cínicamente en el hospital en que su hija estaba ingresada meses atrás, para sumar a la angustia de la madre la ansiedad y el enojo.
"Tú no vas a viajar a Colombia", le dijo a Arturo un paramilitar que 
se identificó como Ronald y decía ocuparse de la prensa independiente. 
Inmediatamente después lo encerraron en la prisión de la estación de 
policía de El Cotorro hasta garantizar que el vuelo, que debía salir a 
las cinco de la tarde del día 26 de septiembre, no fuera abordado.
"Motivos de seguridad nacional", esa fue la razón esgrimida por los paramilitares cubanos para la represión.
La visa de ambos observadores había sido facilitada por la Embajada 
de Colombia, gracias al prestigio de la MOE. En tanto Arturo fue 
detenido desde el día antes, Ada María fue conducida violentamente a la 
estación de policía de Regla cuando intentó ir al aeropuerto hacia el 
mediodía, y estuvo allí hasta la noche, cuando ya el vuelo había 
partido.
Desde la madrugada, la casa de Ada María había sido rodeada por 
policías comandados por Yonatan, y el hermano de la Dama de Blanco, 
Agustín López Canino, fue golpeado y conducido a la estación policial de
 Santiago de las Vegas y luego al Vivac, donde lo llevaron a la 
enfermería por los golpes recibidos.
"Como yo tenía la convicción de que iría al referéndum, salí de la 
cárcel directo para el aeropuerto", comenta Arturo. "Allí le dije a la 
mujer que se me había ido el vuelo y que necesitaba que me pusieran en 
el primero que salía para Bogotá. Cuando ella va a hacerme la reserva se
 percata de que yo estaba ya inscrito en aquel vuelo siguiente.  Mi 
vuelo y el de Ada María había sido cambiado desde antes de que 
perdiéramos el anterior para el día siguiente, el 28".
"Cuando Arturo me dijo 'Vamos para Colombia' aquello
 para mí fue, vaya, imagínate, una sorpresa tremenda. Le dije 'No, 
espérate, ya me visto'. Entonces me dijo, 'No, para hoy no pudo ser, es 
para mañana a las cuatro de la mañana'. Entonces preparé todo, por la 
noche me fui para la Iglesia de La Víbora con mi hijo, que había un 
pastor dando una conferencia, pero ya me fui para la iglesia con el 
equipaje. De la iglesia me fui para casa de una hermana cristiana y de 
allí salí por la madrugada para el aeropuerto".
Ada María y Arturo no se vieron hasta que pasaron el control de 
inmigración, el vuelo fue abordado antes de tiempo y luego debieron 
esperar un largo rato de lluvia. Con ellos había miembros de la Unión 
Patriótica de Cuba (UNPACU) que iban a un curso en Colombia
"En el avión iba un señor extranjero que, cuando nos encierran en la 
guagua, empieza a protestar, porque estaban esperando que faltaba 
supuestamente un pasajero, que nunca llegó. Entonces el señor comenzó a 
decir 'Ustedes los cubanos no tienen sangre, no reclaman sus derechos, 
hasta cuándo, que nos vamos a ahogar aquí en la guagua'. Entonces Arturo
 le responde 'Señor cállese, que usted no sabe con los cubanos que va a 
viajar'", comenta Ada María entre risas.
Al llegar a Colombia, el taxista no podía creer que ellos eran los 
dos cubanos que salían en las noticias. "¿Y ustedes van a regresar a 
Cuba?", eran las preguntas que se repetían una y otra vez. La MOE 
entregó en la Cancillería colombiana, así como en la Embajada cubana una
 nota de protesta por la represión de sus dos invitados. Miembros de la 
Mesa de Unidad de Acción Democrática (MUAD) fueron recibidos en la 
Embajada de Colombia en La Habana, a donde llevaron una carta para 
imponer de la situación de Ada María y Arturo.
Cuenta Arturo que el paramilitar responsable de su retención le dijo:
 "No sé por qué te has involucrado con #Otro18, si eso es algo que no 
sirve". "Si no sirve, ¿a qué le temen ustedes?", contestó Arturo que 
pudo sentir poco después, junto a Ada María, la utilidad de las personas
 como ellos.
Llama la atención la disciplina y colaboración ciudadana en un país 
como Colombia, que ha estado en un conflicto brutal por más de cinco 
décadas, frente al desenfreno de los cuerpos represivos de aquel otro 
país que se escogió como anfitrión para acordar la paz.





